Los procesos importantes de industrialización y desarrollo urbano comenzaron en la década de los 30. Las políticas de los gobiernos de Enrique Olaya Herrera y Alfonso López Pumarejo, abrieron las puertas al crecimiento económico del país que beneficiaría en cierta manera a poblaciones como Medellín. A la par con el desarrollo cultural y social, la comarca se preparaba para el despegue industrial que ya asomaba tras la abrumadora presencia del oro y el café.
Durante los primeros cincuenta años del siglo xx, la historia de Colombia pasó ahora sí por Medellín, que se convirtió en un centro de poder político y económico. Fue entonces cuando se expresó a plenitud el gran espíritu empresarial del pueblo antioqueño, y por igual el de una sociedad económica sin los latifundios que caracterizaron el desarrollo de las demás regiones del país. La propiedad estuvo repartida y Antioquia, especialmente como resultado de la colonización antioqueña, se convirtió en el eje industrial, económico y financiero de la nación.
El cruce del Valle de Aburrá por parte del ferrocarril, la proximidad a fuentes de agua para generación de electricidad y para los procesos industriales, la cercanía a un mercado de expansión, se convirtieron entre otros en los principales factores de localización de la industria incipiente y promovieron el fortalecimiento de las cabeceras municipales con mayores ventajas comparativas en este campo, tales como Bello, Itagüí, Envigado y Medellín.
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