Durante el tiempo colonial Medellín no tuvo mucha importancia como centro urbano. El señorío de Antioquia lo ostentarían en esa época la ciudad madre de la región antioqueña, Santa Fe de Antioquia, en el occidente del departamento, la ciudad de Rionegro en el oriente, y los pueblos mineros de la zona del Bajo Cauca. Medellín sería una tranquila villa rodeada de hatos sin mayor importancia.
En la época de la Colonia, la fundación de nuevos asentamientos en el Valle de Aburrá obedeció a la necesidad de intercambio de la capital provincial de Santa Fe de Antioquia con otras regiones del país y del exterior, dada su posición de paso obligado en la ruta hacia el río Magdalena y la costa atlántica.
Luego, con el transcurso del tiempo, el valle, y en especial Medellín, pasaron de ser una simple estación en las rutas comerciales que provenían de la capital provincial, a convertirse en el nuevo centro político y económico de la región.
El gobernador Miguel Aguinaga y Mendiogoitia, el 2 de noviembre de 1675, estableció a todo el Valle de Aburrá como una sola jurisdicción, desde el nacimiento del río Medellín hasta el lugar donde cambia su nombre por el de río Porce, es decir, desde el paraje de La Valeria, en el municipio de Caldas, al sur del valle, hasta la localidad de El Hatillo en el municipio de Barbosa, al norte; tres mil personas habitaban entonces la zona.
Los primeros nombramientos fueron: alférez real don Rodrigo García Hidalgo, alguacil mayor don Juan Jaramillo de Andrade, alcalde provincial de la Santa Hermandad don Pedro Gutiérrez Colmenero, regidores don Roque González de Fresneda, don Francisco Díez de Latorre, Luis Gómez y don Alonso López de Restrepo. Habiéndose excusado Colmenero y García Hidalgo, se les reemplazó con don Marcos de Rivera y Guzmán y don Pedro de Celada y Vélez.
En 1674 desde los Potreros de Barbosa (llamada así desde que el capitán Nicolás Blandón traspasó los terrenos a Diego Fernández Barbosa), comprendiendo Hatogrande (Girardota), el Sitio de la Tasajera (Copacabana) y Hatoviejo (Bello), había sesenta y ocho familias; en el Sitio de Aná (Centro) ochenta y cinco, en el Poblado de San Lorenzo (El Poblado) veinticuatro, en El Guayabal sesenta y dos, en La Culata (San Cristóbal) dieciocho y en Bitagüí (Itagüí) diez familias.
La mayor parte de la población estaba conformada por indígenas, negros y mestizos con un pequeño grupo de peninsulares.
Otras seis u ocho familias de civiles, entre los que se contaban los que fueron encargados del censo por el Gobernador Aguinaga, Joseph Vásquez Romero (Protector de los Naturales), Diego García de Galbis, Lucas de Morales y Marcos López de Restrepo, este último primo del alférez don Alonso y de quienes se conserva registro de su origen en el poblado de Restrepo en el actual Vegadeo, antes parte de Castropol, en Asturias y vecinos de la “… Ría de San Esteban de Piantón y Paramios, jurisdicción de la Villa de Castropol en Asturias de Oviedo”, lugar del cual, “… corriendo el año 1638, parten hacia las Indias Occidentales. Se alistan en los galeones de la Armada de S. M. el Rey Felipe IV, que parten de San Lúcar de Barrameda en la expedición al mando de don Carlos de Ibarra…”, arribando a la Nueva Granada en 1646.
Como comentario adicional, Antioquia careció de una tradición artesanal durante el período de la colonia y, como en el resto del país, los pocos objetos de interés artístico fueron traídos de los talleres quiteños.
El mandatario Juan del Corral declara a Medellín ciudad en 1813, motivado por la importancia comercial que la ciudad había adquirido por ese entonces.
Sólo hacia 1870 se inició en la comunidad un gran auge económico y como consecuencia se produjeron la consolidación de una arquitectura y un espacio urbano representativos, así como la creación de entidades dedicadas a las bellas artes y a las letras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario